miércoles, 19 de septiembre de 2007

Los valores sobre la bici


Es indudable que moverse en bici, como cualquier acto humano está cargado de sentido y significados que van más allá de la mera acción de pedalear. Cuando uno decide dejar el coche en la puerta de casa o dentro del garaje, a pesar de que todo parece invitar a sacarlo de paseo, como puede ser la publicidad constante en los medios de comunicación, la presión social para utilizarlo creando la falsa ilusión de velocidad en los desplazamientos o reconocimiento social ligado al estatus, o simplemente porque las vias públicas están más pensadas para el vehiculo a motor que para las bicicletas, cuando uno realizá el acto de subirse sobre el sillín para ir a la oficina o hacer las compras, está desplegando, una serie de valores de manera consciente o inconsciente, que no se tienen que dar todos a la vez, pero que pueden estar presentes. Estos, entre otros son:

1) Ecologismo y conciencia holística.

2) Civismo y responsabilidad social.

3) Educación de las nuevas generaciones.

4) Salud y bienestar físico-mental.

5) Pragmatismo


Veamos esto con más detalle:


1) Ecologismo y conciencia holística. Al tomar la bicicleta (o la guagua, el tranvia o a pie) en vez del coche mostramos el respeto por nuestro mundo, por la certeza de que el individuo no es un ser aislado e independiente del resto del medio, sino que forma parte de él y que no puede vivir sin el. Es un acto de simbiosis y no de parasitismo, donde la persona se dignifica a si misma y va más allá de los puros intereses individuales, cuidando lo que es de todos. La bici nos humaniza y nos integra en el medio.

2) Civismo y responsabilidad social. Al pedalear contribuimos a hacer una ciudad más humana, menos ruidosa, más limpia. Nos crispamos mucho menos y esto tiene consecuencias sobre uno pero tambien en las personas cercanas, que no sufren las consecuencias de que no haya podido aparcar o lleve treinta minutos en caravana. Si me encuentro a un amigo paro y hablo con él, y no le digo "he de seguir que el de atrás me está tocando la pita". Por cierto, las bicis no tienen pitas o bocinas, tienen timbre, y qué diferencia más extraordinaria, tanta como la que hay entre un cañonazo y la campaña de un monasterio zen.

3) Educación de las nuevas generaciones. Me encanta llegar en bici al cole de mis hijos, los niños se lo pasan genial, integran la experiencia con naturalidad y comprenden que si su padre va a buscarlos en bici, es lógico que cuando ellos sean algo mayores se desplazen asi por la ciudad. Cuando hablo con los jóvenes y rompo el mito del coche, es interesante ver como al principio se muestran incredulos y no comprenden porque he dejado el monovolumen en el garaje y he ido hasta el trabajo pedaleando, pero luego sonrien y se les abre una nueva posibilidad en su mente: pueden desplazarse sobre ruedas por la ciudad aunque aún no tengán 18 años (y no hace falta un Golf para ello).

4) Salud y bienestar físico-mental. En la utilización de la bici urbana esta implicito, casi sin buscarlo el beneficio que uno obtiene a nivel físico y mental. Este no es el fin, pero es una consecuencia muy deseable, se activa el organismo, se ejercita el cuerpo, se despeja la mente. Pedalear hace que uno se encuentre bien y oxigenado y en si esto ya es un premio.


5) Pragmatismo. Pedalear es también una cuestión práctica, más rapido que cualquier otro medio en los desplazamientos de muchos trayectos; aparcar es cuestión de segundos, frente a la ansiedad y crispación de encontrar estacionamiento para el automovil; el costo de una bici es 100 veces menor que el de un coche, el combustible cuesta 0 euros y el mantenimiento es bajo frente al del automovil.
Y otros muchos valores que se me han quedado en el tintero...

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